Dieta para depurar el hígado.
Abusar el alcohol e ingerir en exceso grasas de origen animal puede dañar el hígado, un órgano que, por suerte, tiene una sorprendente capacidad de regeneración.
Escarola: Gracias, en parte, a su considerable sabor amargo, la escarola da un empujón al hígado. Este vegetal acelera la eliminación de las toxinas originadas tras un período de excesos y, además, mejora la digestión. Por otro lado, la escarola es el vegetal con mayor contenido en ácido fólico, una vitamina que favorece la recuperación de las células hepáticas.
Alcachofa: Tanto la alcachofa como las tisanas, las cápsulas y el extracto de hojas de alcachofera son de gran ayuda en caso de inflamación del hígado o de sufrir una insuficiencia hepática. Según los expertos, comer de forma regular alcachofas contribuye a bajar el colesterol y a reequilibrar los niveles de transaminasas, unas enzimas que aumentan, sobre todo en individuos con problemas de alcohol, cuando hay una lesión en el hígado. Este doble beneficio convierte la alcachofa en un alimento imprescindible en la dieta de las personas con hígado graso.
Caldo de cebolla: No hay mejor depurativo natural que el caldo de cebolla combinado con zumo de limón. Hierve 5 cebollas en 1,5 l. de agua durante 20 minutos. Deja que repose otro tanto, cuela el preparado y guárdalo en la nevera. Lo ideal es que tomes un vasito de esta bebida, a temperatura tibia, mezclada con el zumo de un limón antes de cada comida. Este remedio es un excelente antídoto frente a la resaca porque, aparte de echar una mano al hígado, calma la acidez de estómago.
Yogur con un puñadito de nueces: A causa de su alto contenido en selenio, azufre y glutatione, las nueces mejoran la eficacia con la que el hígado realiza sus funciones depurativas. Son también una buena fuente de arginina, un componente que ayuda a desintoxicar el hígado porque neutraliza el exceso de amoníaco al que son propensas las personas que abusan de la carne y de sus derivados. En caso de sobrepeso o colesterol, elige yogures desnatados.
El alcohol y las grasas no son las únicas amenazas del hígado. Este órgano es el gran, laboratorio de nuestro cuerpo y, como tal, se encarga de procesar los medicamentos que tomamos.
Un buen funcionamiento del hígado depende el de todo el cuerpo. Si te notas más cansado de lo normal, tienes digestiones pesadas, te falta el apetito o sufres molestias abdominales, sigue estos consejos.
Menos grasas. Reduce al máximo el consumo de grasas animales –carnes grasas, embutidos, mantequilla, peté, etc. y no pruebes gota de alcohol. Si haces un hueco en tu dieta a la carne de ave y al pescado y sustituyes el alcohol por agua, mosto de uva y otros zumos muy pronto notarás una gran sensación de bienestar.
Vegetales frescos. Comer vegetales de temporada es garantía de frescor.
Suplementos vitamínicos, por indicación médica. La automedicación pone en peligro la salud del hígado. El exceso de vitaminas A, D y K, por ejemplo, puede resultar tóxico y provocar serios daños en el hígado, el órgano donde se almacenan, principalmente, los ―sobrantes‖ de estas vitaminas.
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