Las termitas del cielo
Entropía callejera
LA IZQUIERDA HA MUERTO…
…Pero no el socialismo, y menos el nacionalismo. Pero el
nacionalismo que une, no el que fracciona. El nacionalismo europeo es
necesario por fuerza mayor, no una unión falsaria como los políticos que
nos representan. Y un necesario y verdadero socialismo que la
ciudadanía europea (antes pueblo) necesita.
Y digo que la izquierda ha muerto porque se ha suicidado ella sola.
No representan más que a sus propios afiliados con un programa del siglo
XIX que si bien fue necesario para una justa convivencia y un mínimo
bienestar, ya no tiene sentido porque los males del futuro vienen por
otro lado y hay que ser prácticos. Ya no existe una lucha de clases como
antaño, pues antes, si eras de una clase era casi imposible que
saltaras a la siguiente, y ahora los obreros quieren y es legítimo que
quieran ser, esa casi ya desaparecida clase media, de la que casi todos
éramos partícipes y en realidad casi nadie se sentía a gusto por ser una
clase intermedia, y todos miraban y querían alcanzar la
burguesía. Y ésta, como siempre, su virtud y decadencia fue, vivir
decimonónicamente en el siglo XVIII (virtud, se adelantó a su tiempo) y
como en el siglo XXI (defecto, está desfasada).
¿A quién defiende ya la izquierda? Sino apartar un poco más de presupuesto para justificar y ensuciar lo que es la justicia social y solidaridad, que en la derecha era caridad.
Ni lo uno ni lo otro. Una persona de cuarenta años y sana, lo que tiene
que tener es trabajo y justamente remunerado. La justicia social es
para los indefensos. Y esta no faltará con trabajo.
Esa clase media que desaparecerá si el capitalismo liberal
democrático sigue guiando nuestro futuro. Y yo vengo a reivindicar a esa
CLASE MEDIA trabajadora y amplia como un abanico pero inmensamente
mayor en cantidad, y visto lo que hay, en calidad. Y como somos más,
nosotros deberíamos mandar. Y no mandamos. ¿Entonces quien manda? Las
Altas Finanzas mandan. Y esto con gobiernos pseudo-socialistas, derecha
liberal, social-demócratas y demás ralea que nos ningunea.
Y
nada de radicalismos ni ensoñaciones milenarias ni ascetismo. Habrá que
convivir con países capitalistas, tardocomunistas y toda clase de
problemas internacionales, por eso hay que pensar en global y actuar en
local. De ahí la validez del nacionalismo. Este a nadie ha de hacer daño
y sí beneficios a los ocupantes de su casa. Un nacionalismo unificador,
rara avis un terris y novedoso.
Por tanto, una nueva clase de hacer política nos ha de servir a
nosotros, a los habitantes, a los consumidores (en el buen sentido), en
definitiva, donde vivimos y para nos.
De momento en una vertiente europea. La clase
media ha de despertar. Quítale al paupérrimo un mendrugo de pan, verás
cómo te suelta una bofetada. Quítale al rico
un trozo de pan, verás cómo te muerde. Quítale una casa a un clasemedia, verás como marcha cabizbajo.
Vamos a darle una lección a estos vampiros de ilusiones. Europa será
social y nacional, si no, será la Europa de otros, no la tuya, ni la
mía. Una evolución a bajas revoluciones.
Que quede claro que la derecha también ha muerto. Murió dando vueltas
sobre sí misma, como una campana que rompió el yugo que la aguantaba.
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