Envenenan a elefantes africanos con cianuro de potasio.
El gobierno de Zimbabwe denunció el envenenamiento de 81 elefantes, así como un número no contabilizado de búfalos, cedús, buitres leones, guepardos y otras bestias que deambulan por la sabana de ese país africano.
El envenenamiento habría sido dirigido por un empresario sudafricano que intentó apropiarse del marfil del que están hechos los colmillos de los elefantes ahora muertos.
El gobierno de la nación africana informó la detención de seis sospechosos de haber perpetrado de manera física la acción del envenenamiento, aunque hasta ahora no podido fincarles un delito dado que apenas se recaban las posibles pruebas en su contra.
La sustancia del envenenamiento consistió en una solución de cianuro, sal y agua, la cual fue vertida en alrededor de 35 abrevaderos naturales que salpican el Parque Nacional Hwange, donde ocurrieron los hechos.
Los cazadores furtivos colocaron la solución en el centro de los abrevaderos, para que los animales de mayor tamaño como los elefantes pudieran beber de manera más fácil el agua contaminada.
Otras bestias además de los elefantes bebieron de las fuentes, lo que desencadenó un envenenamiento de búfalos y otros animales herbívoros, que al ser devorados por leones o buitres, éstos también perecieron.
Savior Kasukuwere, ministro de Medio Ambiente, Agua y Clima de Zimbabwe, confirmó el envenenamiento, según un comunicado del gobierno de ese país.
El funcionario calificó el hecho como un “asesinato de grandes magnitudes contra la vida silvestre” y por lo que declaró una “guerra” contra la caza furtiva.
De ser encontrados y de comprobarles el envenenamiento, los cazadores furtivos deberán cumplir una condena de 11 años de prisión.
Por otra parte, las autoridades kenianas decomisaron el lunes en puerto de Mombasa cerca de 3,3 toneladas de marfil, en un contenedor destinado a Malasia, anunció el martes el Servicio de la Fauna Salvaje de Kenia (KWS).
El marfil, que suma 3.287,21 kg, estaba disimulado en un cargamento de cacahuetes, según KWS. Esta nueva toma ocurre menos de una semana después de la de 1,5 toneladas de marfil, descubierta en Mombasa en un contenedor ya destinado a Malasia.
De acuerdo con Fatuma Yussuf, oficial aduanero, había colmillos que pesaban hasta 60 kilos, indicando que provenían “de grandes elefantes”.
Asimismo, hace una semana, otro cargamento con 1,5 tonelada de marfil escondida en paquetes de pescado seco, fue interceptada por la aduana cuando ya se preparaba para ser embarcada rumbo a Malasia.
El KWS informó que en enero las autoridades portuarias decomisaron 3,8 toneladas de marfil, en su mayoría destinada a Indonesia.
El comercio de marfil está prohibido por la Convención Internacional de Comercio sobre Especies Amenazadas de la Fauna y la Flora Salvaje (CITES).
SiBCI/El Economista
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