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jueves, 7 de marzo de 2013

A HUGO…,



A HUGO…, él que siempre se defendió de las estribaciones del presente
                                                                     Por Brunilde I.  Palacios Rivas  y Antonio José Guevara
PRENSA ALTERNATIVA, COMUNITARIA Y PEDAGÓGICA EL NEGRERO
de San Agustín

   Chávez o Hugo…, como lo llamaban lo niños de Venezuela y el mundo, siempre estuvo comprometido con Venezuela, con la unión de la América Hispana y con la paz del mundo. Se no fue un amigo, un ser humano que no era de este mundo y que siempre estuvo siempre pendiente de convertirla en una potencia para las futuras generaciones. Se  fue dejándonos un sabor de compromiso, en el que siempre nos pidió que actuáramos con consciencia y que no nos apresuráramos ante los momentos difíciles.

 Se  nos fue con esa sonrisa y esa mirada en silencio que siempre lo caracterizaba y nos servían de ejemplo para exigirnos que tomáramos en cuenta, lo bello que es Venezuela.
Se nos fue Chávez…, a lo mejor lo vinieron a buscar, pero siempre estará aquí, acompañándonos a los negros, negras, morenos y morenas, exigiéndonos con esa miranda…, que aunque la experiencia de la perdida, es irremediable y definitiva, siempre nos deja un tropel de recuerdos para que el velo de la indiferencia no deje de descorrerse para que no nos sepulten la memoria, aunque sea muy dolorosa y a lo mejor te reúnas con el negro Juan Pírela, él de Vargas que se apodaba como Papito y entre los dos siempre nos recordaran que nos es bueno que sigamos enarbolando el sabor desolado de su significación, porque cada día perdemos algo, en el que no es aceptable que te perdiste bajo la ley inexorable de la resignación o por la aceptación de la imposición de lo desconocido, aunque desde el lugar de la nostalgia  nos hace pensar sobre el significado de la perdida y sobre la devastación que sufre la memoria, cuando la obligan a confrontarse con los residuos de unos recuerdos que se hayan golpeados  y rivalizados por el ansia imposible de volver  a la fuente del recuerdo y a la vez al duelo de la memoria, donde el espesor del dolor se hace incompresible, porque buscamos dentro de los subterfugios, sus aristas, para no quedarnos desorientados y encontrar las evidencias de sus recuerdos, porque recordando pareciera que estuvieras allí…, donde el halo del viento serpentea en las orillas de la piedras y el agua de las marina pacieran cobijarlas para protegerla de la violencia del extravío, para seguir recordándote con la misma manera como te conocimos y para no aceptar que hasta hace poco eras vida y movimiento, porque tú perdida es irremediable…, pero no  se halla ahora sepultada por la desolación, puesto que el rumor del mar, no se atrevido a borrar o atenuar lo que tú presencia significa o porque la ausencia de lo que estuvo no comprendió, lo que debería estar condenado a desaparecer y callar. Por ello, la memoria necesita mantener tu imagen de líder que se puso al frente de la historia, para no quedarnos huérfanos de sus verdades, y por ello siempre estaremos pendientes de que nuestra memoria este siempre activa y recuperándose…, apelado a los hechos que forman parte del pasado, en el que debemos reconstruir un mapa anterior a lo ocurrido, lo cual marcará el carácter definitivo de lo perdido y preservar la memoria de un Hugo que siempre estuvo pendiente de defenderse de las estribaciones del presente, porque te convertiste en el Hugo maestro, Hugo Chávez el líder y en el Hugo Chávez de los venezolanos que se convirtió en un icono de liberación para los pueblo del mundo. 

¡CARAJO! hoy lloramos su muerte pero mañana reivindicaremos su legado... Adiós compañero..!



LEONER LOPEZ.
C.I., 9.172.330

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