Este y otros artículos son publicados por su interés el cual creo tener responsabilidad en publicar para lograr la Patria Grande.
L.L.
Análisis Político y Social
Nacional e Internacional de Venezuela y el Resto del Mundo
Director: Diego
Olivera. Jefe De Redacción: Miguel
Guaglianone
La emboscada de Piñera
Sergio Rodriguez Gelfenstein
La Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es el punto más alto jamás logrado en la búsqueda de un
acercamiento de los pueblos y países del sur del Río Bravo. Ha venido a
concretar la lucha y los sueños libertarios por el que entregaron su vida
millones de mujeres y hombres a lo largo de dos siglos en nuestra región.
Para llegar a
la primera reunión cumbre realizada en la Riviera Maya en México se debieron
superar múltiples inconvenientes hasta consolidar la idea de que a pesar de las
diferencias políticas, ideológicas y filosóficas que tengan coyunturalmente los
gobiernos que ostentan el poder en cada uno de los países –en un mundo tan
convulso como el que se vive, lleno de incertidumbres de cara al futuro, con
disimiles amenazas globales que provienen de la ambición hegemónica desmedida
de los centros del poder mundial– es imperativo enfrentar tales complejidades
desde la fuerza que concede unir las fortalezas de cada uno, construir a partir
de las complementariedades y entender que la diferencia no debilita sino que vigoriza
cuando se entienden las diversidades en tal calidad.
Nunca se dijo
que iba a ser fácil. Nunca lo ha sido. La disyuntiva no es construir a favor o
en contra de Estados Unidos. La disyuntiva es construir con o sin Estados
Unidos. Es el destino de las relaciones internacionales de América Latina desde
el nacimiento de sus Estados independientes a comienzos del siglo XIX. La
integración es monroista, panamericana y gira alrededor de una hegemonía
imperial que se impone o, es bolivariana, nuestramericana y se da entre actores
que respetan las diferencias sobre la base de criterios de equidad y
solidaridad entre iguales, entendiendo y superando las asimetrías
económicas, de fortaleza militar,
superficie y población.
En noviembre de 2011, previo a la Cumbre de Caracas
alertábamos en un artículo publicado bajo el título de “La
Cumbre de la CELAC. Trascendencia y futuro” que era “…evidente que esta Comunidad de Estados
va a tener retos y obstáculos que superar. Ya se vivieron en la Riviera Maya
cuando el ex presidente de Colombia (me refería a Álvaro Uribe) en uno de los
últimos estertores de su vida política,
trató de sabotear- al igual que Santander
hace 180 años- la magna cita. Estados Unidos, desarrollará una política
con todos los instrumentos coercitivos a su alcance para evitar que esta nueva
organización tenga éxito. Es lo que hizo en el Congreso de Panamá y es lo que
ha hecho durante toda su vida como nación”. En torno a ello, proponíamos en el
mismo artículo que “Al
respecto resulta imprescindible que todo el proceso de
negociación –de alcance regional y sin excluir a ningún país– para la
constitución de la Comunidad esté presidido por la identificación de aquellos
factores, elementos, propuestas y áreas de política donde se puedan encontrar
espacios de convergencia y complementariedad entre todos los gobiernos de la
región.”
En su corto
andar la CELAC ha logrado construir importantes consensos en torno al rechazo
al bloqueo estadounidense a Cuba y el irrestricto apoyo a Argentina en su reclamo por la soberanía de las Malvinas.
La reciente reunión cumbre de Santiago de Chile advierte algunos avances en
cuanto a un discurso que se aleja un poco más
de la retórica neoliberal, sin embargo debió sortear –y lo hizo con
éxito– la emboscada de la derecha internacional que tuvo en el anfitrión,
Sebastián Piñera, el estandarte de tal estratagema.
En un país que
como Chile el cual desde 1972 –cuando se desarrolló durante el gobierno de
Salvador Allende la III Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
(UNCTAD)– jamás había tenido un evento
internacional de tal envergadura, esta cumbre pasó absolutamente inadvertida
para el conjunto de la población.
Salvo la
farandulera transmisión de la llegada de los jefes de estado en la que los
medios de comunicación comentaban acerca de las características de los aviones
que los trasportaban y los atuendos que lucían las primeras damas, los
santiaguinos se enteraban que “ocurría algo” al paso de las raudas comitivas de
vehículos que transitaban las calles de la capital chilena. La prensa y la
televisión se encargaron de elevar a la categoría de “diosa” a la canciller
alemana Angela Merkel que venía a “dar
las instrucciones de lo que debía hacerse” y dieron inusitada relevancia al
cadáver político de Mariano Rajoy que más que jefe de estado, parecía
representante de las empresas transnacionales españolas en la búsqueda de
nuevos mercados. Eso, la I Cumbre empresarial CELAC-UE, los ataques de la
ultraderecha fascista contra Cuba y su presidente Raúl Castro y el repudio
racista y colonial a los reclamos de Evo Morales en pro de la salida al mar de
Bolivia llenaron el espectro informativo.
Así, el día
posterior a la clausura de la Cumbre, las primeras planas de los periódicos
exhibidos en los kioscos de Santiago no mostraban ni la más mínima alusión al
hecho. Era evidente que para ellos la verdadera cumbre era aquella en la que
había participado Merkel. La otra, la que Piñera tuvo que organizar a
continuación, era obviada de la manera más descarada. Dicho sea de paso, de 27
países europeos participantes, sólo 5 jefes de estado y/o gobierno se hicieron
presentes en Santiago. Mientras todo ello ocurría, la cumbre alternativa de
organizaciones y movimientos sociales y políticos en la que participaron
cientos de representantes de todo el continente era acallada y minimizada.
La “emboscada” que Piñera
trató de consumar contra la CELAC tuvo su derrotero cuando previamente organizó
la cumbre con la UE y junto a ella la de los empresarios. Ahí se abogó por “… apoyar la apertura de mercados como la mejor vía para
impulsar el comercio y las inversiones, y rechazar la aplicación de medidas de
naturaleza proteccionista”. Por su parte, el presidente de la Comisión
Europea, José Manuel Barroso indicó que “es fundamental garantizar un marco
jurídico transparente y estable que respete las normas internacionales y evite
la arbitrariedad”, de modo que se impida el proteccionismo y se promueva la
liberalización. Se trata de constituir socios estratégicos, dijo, frente a los
desafíos del desarrollo y crecimiento económico sostenidos. El propio Piñera
señaló que la nueva relación requerirá “más libertad, más innovación,
emprendimiento y libertad de comercio y menos proteccionismo”.
El
presidente chileno dejaba la mesa servida para que se debatiera en torno a ello
en la cumbre de CELAC. Sin embargo, una vez más los países con gobiernos
autónomos de los poderes mundiales rechazaron tales intentos. Aunque la
declaración final reitera el “compromiso con evitar el proteccionismo en todas sus formas” y apoya una
“inversión productiva que respete del todo los aspectos económicos, sociales y
ambientales constitutivos del desarrollo sostenible” hubo resistencias que se
expresaron sobre todo en los discursos de la presidenta argentina Cristina Fernández
y de Bolivia Evo Morales. En ese contexto, Venezuela se opuso a que se
incluyera una alusión de respeto a las inversiones foráneas, lo que pareció trabar el camino hacia una
declaración final consensuada entre los gobernantes de ambas regiones, hasta
que finalmente los europeos cedieron.
La
última sorpresa que tenía preparada Piñera fue la realización en medio de dos
sesiones de la Cumbre CELAC de una reunión similar entre sus pares de la
llamada Alianza del Pacífico, es decir la organización creada por los gobiernos
de derecha de la región, México, Colombia, Perú y Chile instituida para
torpedear los esfuerzos integracionistas de UNASUR y MERCOSUR y para llevar
adelante “desde adentro” las políticas de Estados Unidos y Europa encaminados a
impedir un buen desenvolvimiento a futuro de CELAC y buscar la firma de
tratados de libre comercio con ellos.
No
es novedoso que tal fuera la actuación de un líder de la derecha en nuestro
continente, ya Uribe había jugado un rol similar en la Riviera Maya. La Cumbre
de Caracas y la presidencia de Venezuela atenuaron y limitaron dichos
arrebatos, Cuba hará lo mismo y sin duda alguna su eficientísima diplomacia
llevará a la CELAC tan lejos como sea posible, luego vendrá otro período
difícil en 2014 cuando Costa Rica asuma la presidencia pro tempore. En ese
contexto, sería deseable que Ecuador, Argentina Bolivia o Nicaragua solicitaran
la sede para 2015. Así se logrará mantener el equilibrio necesario para que la
integración entre diferentes que ha emprendido Nuestra América supere las
adversidades y avance hacia estadios más altos de realización.
No
nos atemorizan los contratiempos, no nos asustan las dificultades. Sabíamos que
sería así. El presidente Raúl Castro lo resumió al asumir la presidencia de la CELAC:
“Entre nosotros hay pensamientos distintos e, incluso diferencias, pero la CELAC
ha surgido sobre el acervo de doscientos años de lucha por la independencia y
se basa en una profunda comunidad de objetivos”.
Publicación Barómetro 07-02-13
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LEONER LOPEZ.
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