Análisis Político y Social Nacional e Internacional de Venezuela y el
Resto del Mundo
Director: Diego
Olivera. Jefe De Redacción: Miguel
Guaglianone
Con
la condena de la ONU
Israel: bombardeo a
Siria y nuevos asentamientos
Niko
Schvarz
La alianza del primer ministro
Benyamin Netanyahu, del Likud, con el agrupamiento xenófobo Israel Beiteinu del
ex canciller Avigdor Lieberman (separado del cargo por denuncias de abuso de
funciones y corrupción), sufrió un sensible retroceso en las elecciones
parlamentarias del 22 de enero: bajó de 42 a 31 representantes en la Knesset de
120 miembros, una caída superior al 26%. Analistas estiman que esta pérdida de
votos es un “no” tanto a la política de construcción de nuevos asentamientos en
territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalem Este como a la negativa de
reanudar el diálogo con los palestinos hacia la solución de dos estados
coexistiendo en paz, con fronteras reconocidas y seguras.
No obstante, mientras transcurre el plazo de 40 días para
la constitución de un nuevo gobierno, Netanyahu no sólo mantiene esta política,
que ha sido rechazada por la inmensa mayoría de la comunidad internacional,
sino que acentúa su conducta agresiva contra los países de la región. A las
amenazas reiteradas de ataque militar a Irán, ha agregado ahora el bombardeo a
Siria, efectuado el miércoles 30 de enero, tres días después que el mundo
recordara el Holocausto del pueblo judío, coincidiendo con la fecha de la
liberación de los prisioneros del campo de concentración de Auschwitz, Polonia,
por parte del ejército soviético, el 27 de enero de 1945.
El gobierno sirio denunció ante el Consejo de Seguridad
de la ONU y ante su Secretario General que la aviación israelí bombardeó un
centro de investigación científica ubicado entre Damasco y la frontera libanesa
(a menos de 20 kms. al noroeste de la capital), causando la muerte de dos
funcionarios, mientras otros cinco resultaron heridos, el centro de
investigación sufrió importantes daños y el edificio resultó parcialmente destruido.
Los aviones israelíes violaron el territorio sirio volando por debajo de la
altura detectada por los radares. El comunicado dice que “esta brutal agresión
prueba que Israel es el motor, el beneficiario y a veces el actor de actos
terroristas contra Siria y su pueblo, en
coordinación con los países que apoyan el terrorismo, dirigidos por Turquía y
Qatar”. Rusia condenó el ataque, que resulta “injustificable en el territorio
de un estado soberano, lo que constituye una violación flagrante de la Carta de
las Naciones Unidas”, según comunicado de su cancillería. Se recordará que
Rusia, junto a China, han interpuesto su veto para impedir que el Consejo de
Seguridad adopte medidas de mayor intervención contra Siria. La Liga Árabe
condenó el ataque y su secretario general Nabil el Araby declaró que constituye
“una violación clara de la soberanía de
un Estado árabe y contradice la Carta de
la ONU”. El secretario general Ban Ki-moon expresó “grave preocupación” por el
tema y llamó a evitar una escalada de violencia en la región. Por su parte, el gobierno israelí
guardó un mutismo absoluto. El primer ministro Netanyahu dio orden a los
funcionarios de no manifestarse sobre el ataque, según reporta la prensa
israelí. Un diario afín al gobierno, Israel Ha-Yom, escribió que se trata de
“una advertencia” y que “la entera región entra en estado de alerta”.
Lo que sí se sabe es que el atentado se realizó en
connivencia y con conocimiento previo de Estados Unidos. Es lo que revela The
New York Times del 31 de enero, según el cual Israel notificó a EEUU que
planeaba ataques aéreos contra Siria. El jefe de la inteligencia militar
israelí, general Aviv Kohavi, se
encontraba desde días antes en Washington, donde se reunió con el presidente de
la Junta de Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EEUU, almirante
Martin Dempsey. La nota señala que el ataque sobrevino tras días de intensas
consultas entre los órganos de seguridad e inteligencia con el primer ministro
Netanyahu, planteando un posible movimiento de armas químicas sirias a la
organización Hezbollah. Esto ha sido desmentido de manera terminante por el
gobierno sirio. Pero la misma especie fue invocada días antes de los ataques
por el vicepresidente israelí Silvan Shalom, quien admitió que la incursión militar
contra Siria por parte de Israel había sido planificada en una reunión secreta
del Gabinete de Seguridad de su país el miércoles 23 de enero, en relación con
el tema de las presuntas armas químicas, que juegan el mismo papel que las
inexistentes “armas de extermino en masa” de Saddam Hussein. Por lo demás, ya
había sido planteado por Netanyahu en sus discursos electorales de principios
de enero.
Asentamientos en
territorio palestino: un crimen de guerra
El otro gran tema es el de los asentamientos israelíes en
territorios palestinos. Netanyahu declaró que iba a seguir en ese camino contra
viento y marea, a pesar de la condena generalizada de la comunidad
internacional, solo comparable a la que expresa contra el bloqueo de EEUU
contra Cuba. Como medida de venganza y retaliación contra la decisión de la
Asamblea General de la ONU de elevar el estatus de Palestina a Estado
observador, adoptada por 138 votos contra 9 el pasado 29 de noviembre, Israel
decidió ampliar en número considerable sus asentamientos en Jerusalem Este y
Cisjordania, lo que provocó un rechazo aún más generalizado, incluso de países
de la Unión Europea que se habían abstenido en la votación anterior. Nada de
eso arredró a Netanyahu, que durante su campaña electoral volvió al tema y anunció que ampliaría los asentamientos. A
fines de diciembre pasado, el ministerio del Interior israelí habilitó la
construcción de 1200 nuevas viviendas en Jerusalem Este, que completan el
bloque de 5500 nuevas casas en estos asentamientos en esos días, con decisiones
similares tomadas para las áreas de Ramat Shlomo y Givat Hamatos, como
represalia por el reconocimiento de Palestina en la ONU. El nuevo
emprendimiento estará ubicado en Giló, la parte oriental de Jerusalem, donde
los palestinos aspiran a establecer la capital de su futuro estado. Dice una
nota de The Independent de Londres: “Israel considera Giló, al norte de la
ciudad cisjordana de Belén, como un barrio más de su ‘capital indivisible’,
mientras que para el derecho y la comunidad internacional se trata de una
colonia ilegal en territorio palestino ocupado”.
Pues bien: una Comisión especial de juristas
internacionales auspiciada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU
concluyó que la colonización israelí de los territorios palestinos constituye
un crimen de guerra, según la definición utilizada por la Corte Penal
Internacional (artículo 8); y que “Israel debe cesar todas las actividades de
colonización de forma incondicional e iniciar de inmediato el proceso de
retirar a todos los colonos” de los territorios ocupados, señala el informe
divulgado el 31 de enero y publicado en LA REPÚBLICA al día siguiente. A causa
de la existencia de esos asentamientos, las violaciones de los DDHH de los
palestinos “son sistemáticas y cotidianas” según el documento, elaborado por la
francesa Christine Chanet, presidenta, Asma Jahangir, de Pakistán, y Unity Dow,
de Bostwana. El grupo presentó en Ginebra su informe, producto de seis meses de
trabajo, a pesar de que el gobierno de Israel
le negó cualquier cooperación y autorización para ingresar en los
territorios palestinos. Dice un cable: “Esa decisión enfureció a Israel, que
rompió todos sus vínculos con el organismo. El martes (29 de enero) Israel
bloqueó incluso una sesión especial del Consejo que le estaba dedicada, un
hecho inédito en la historia de esta instancia”.
“Si miramos un mapa, vemos cómo los asentamientos rompen
la continuidad de la tierra palestina”, dijo Chanet, y agregó: “Transferir a su
propia población a un territorio ocupado va contra el derecho a la libre
determinación”. Unas 250 colonias judías fueron levantadas en Cisjordania y
Jerusalem Este desde 1967, con o sin autorización oficial, y se calcula que
allí residen 520.000 colonos. Según el informe encargado por el Consejo de DDHH
de la ONU, en la última década la población de los colonos creció a un ritmo
anual mucho más elevado (5,3%) que la población en Israel (1,8%).
Desde aquel año, dice el informe, los gobiernos israelíes
dirigieron abiertamente, participaron y tuvieron un control pleno sobre la
planificación, construcción, desarrollo, consolidación y promoción de de los
asentamientos” en Palestina, creados para exclusivo beneficio de los israelíes
judíos, y cuya existencia reposa en un sistema
de total segregación entre los colonos y la población palestina local.
También se señala que los asentamientos implican que los
palestinos tienen restringida su libertad de movimientos, pierden el acceso a
los recursos naturales, sufren la demolición de sus viviendas y la destrucción
de árboles, en particular de los olivos, que por generaciones han constituido
la principal fuente de ingresos de las familias palestinas. Todo ello con
conocimiento y total complacencia del gobierno israelí.
Su conclusión es que “en cumplimiento del artículo 4º de
la Convención de Ginebra, Israel debe poner fin a todas las actividades de
asentamientos sin condiciones previas”.
El gobierno de Israel descalificó inmediato el informe de
la Comisión, a través de un comunicado de su cancillería, y agregó que no lo
tomará en cuenta en lo más mínimo.
Publicación Barómetro 07-02-13
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