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jueves, 7 de febrero de 2013

Israel: bombardeo a Siria


Análisis Político y Social Nacional e Internacional de Venezuela y el Resto del Mundo
 Director: Diego Olivera. Jefe De Redacción: Miguel Guaglianone

Con la condena de la ONU
Israel: bombardeo a Siria y nuevos asentamientos

Niko Schvarz

La alianza del primer ministro Benyamin Netanyahu, del Likud, con el agrupamiento xenófobo Israel Beiteinu del ex canciller Avigdor Lieberman (separado del cargo por denuncias de abuso de funciones y corrupción), sufrió un sensible retroceso en las elecciones parlamentarias del 22 de enero: bajó de 42 a 31 representantes en la Knesset de 120 miembros, una caída superior al 26%. Analistas estiman que esta pérdida de votos es un “no” tanto a la política de construcción de nuevos asentamientos en territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalem Este como a la negativa de reanudar el diálogo con los palestinos hacia la solución de dos estados coexistiendo en paz, con fronteras reconocidas y seguras.

No obstante, mientras transcurre el plazo de 40 días para la constitución de un nuevo gobierno, Netanyahu no sólo mantiene esta política, que ha sido rechazada por la inmensa mayoría de la comunidad internacional, sino que acentúa su conducta agresiva contra los países de la región. A las amenazas reiteradas de ataque militar a Irán, ha agregado ahora el bombardeo a Siria, efectuado el miércoles 30 de enero, tres días después que el mundo recordara el Holocausto del pueblo judío, coincidiendo con la fecha de la liberación de los prisioneros del campo de concentración de Auschwitz, Polonia, por parte del ejército soviético, el 27 de enero de 1945.

El gobierno sirio denunció ante el Consejo de Seguridad de la ONU y ante su Secretario General que la aviación israelí bombardeó un centro de investigación científica ubicado entre Damasco y la frontera libanesa (a menos de 20 kms. al noroeste de la capital), causando la muerte de dos funcionarios, mientras otros cinco resultaron heridos, el centro de investigación sufrió importantes daños y el edificio resultó parcialmente destruido. Los aviones israelíes violaron el territorio sirio volando por debajo de la altura detectada por los radares. El comunicado dice que “esta brutal agresión prueba que Israel es el motor, el beneficiario y a veces el actor de actos terroristas contra Siria y  su pueblo, en coordinación con los países que apoyan el terrorismo, dirigidos por Turquía y Qatar”. Rusia condenó el ataque, que resulta “injustificable en el territorio de un estado soberano, lo que constituye una violación flagrante de la Carta de las Naciones Unidas”, según comunicado de su cancillería. Se recordará que Rusia, junto a China, han interpuesto su veto para impedir que el Consejo de Seguridad adopte medidas de mayor intervención contra Siria. La Liga Árabe condenó el ataque y su secretario general Nabil el Araby declaró que constituye “una violación clara de la soberanía  de un Estado árabe  y contradice la Carta de la ONU”. El secretario general Ban Ki-moon expresó “grave preocupación” por el tema y llamó a evitar una escalada de violencia en la  región. Por su parte, el gobierno israelí guardó un mutismo absoluto. El primer ministro Netanyahu dio orden a los funcionarios de no manifestarse sobre el ataque, según reporta la prensa israelí. Un diario afín al gobierno, Israel Ha-Yom, escribió que se trata de “una advertencia” y que “la entera región entra en estado de alerta”.

Lo que sí se sabe es que el atentado se realizó en connivencia y con conocimiento previo de Estados Unidos. Es lo que revela The New York Times del 31 de enero, según el cual Israel notificó a EEUU que planeaba ataques aéreos contra Siria. El jefe de la inteligencia militar israelí, general Aviv Kohavi,  se encontraba desde días antes en Washington, donde se reunió con el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EEUU, almirante Martin Dempsey. La nota señala que el ataque sobrevino tras días de intensas consultas entre los órganos de seguridad e inteligencia con el primer ministro Netanyahu, planteando un posible movimiento de armas químicas sirias a la organización Hezbollah. Esto ha sido desmentido de manera terminante por el gobierno sirio. Pero la misma especie fue invocada días antes de los ataques por el vicepresidente israelí Silvan Shalom, quien admitió que la incursión militar contra Siria por parte de Israel había sido planificada en una reunión secreta del Gabinete de Seguridad de su país el miércoles 23 de enero, en relación con el tema de las presuntas armas químicas, que juegan el mismo papel que las inexistentes “armas de extermino en masa” de Saddam Hussein. Por lo demás, ya había sido planteado por Netanyahu en sus discursos electorales de principios de enero.

Asentamientos en territorio palestino: un crimen de guerra      

El otro gran tema es el de los asentamientos israelíes en territorios palestinos. Netanyahu declaró que iba a seguir en ese camino contra viento y marea, a pesar de la condena generalizada de la comunidad internacional, solo comparable a la que expresa contra el bloqueo de EEUU contra Cuba. Como medida de venganza y retaliación contra la decisión de la Asamblea General de la ONU de elevar el estatus de Palestina a Estado observador, adoptada por 138 votos contra 9 el pasado 29 de noviembre, Israel decidió ampliar en número considerable sus asentamientos en Jerusalem Este y Cisjordania, lo que provocó un rechazo aún más generalizado, incluso de países de la Unión Europea que se habían abstenido en la votación anterior. Nada de eso arredró a Netanyahu, que durante su campaña electoral volvió al tema  y anunció que ampliaría los asentamientos. A fines de diciembre pasado, el ministerio del Interior israelí habilitó la construcción de 1200 nuevas viviendas en Jerusalem Este, que completan el bloque de 5500 nuevas casas en estos asentamientos en esos días, con decisiones similares tomadas para las áreas de Ramat Shlomo y Givat Hamatos, como represalia por el reconocimiento de Palestina en la ONU. El nuevo emprendimiento estará ubicado en Giló, la parte oriental de Jerusalem, donde los palestinos aspiran a establecer la capital de su futuro estado. Dice una nota de The Independent de Londres: “Israel considera Giló, al norte de la ciudad cisjordana de Belén, como un barrio más de su ‘capital indivisible’, mientras que para el derecho y la comunidad internacional se trata de una colonia ilegal en territorio palestino ocupado”.
           
Pues bien: una Comisión especial de juristas internacionales auspiciada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU concluyó que la colonización israelí de los territorios palestinos constituye un crimen de guerra, según la definición utilizada por la Corte Penal Internacional (artículo 8); y que “Israel debe cesar todas las actividades de colonización de forma incondicional e iniciar de inmediato el proceso de retirar a todos los colonos” de los territorios ocupados, señala el informe divulgado el 31 de enero y publicado en LA REPÚBLICA al día siguiente. A causa de la existencia de esos asentamientos, las violaciones de los DDHH de los palestinos “son sistemáticas y cotidianas” según el documento, elaborado por la francesa Christine Chanet, presidenta, Asma Jahangir, de Pakistán, y Unity Dow, de Bostwana. El grupo presentó en Ginebra su informe, producto de seis meses de trabajo, a pesar de que el gobierno de Israel  le negó cualquier cooperación y autorización para ingresar en los territorios palestinos. Dice un cable: “Esa decisión enfureció a Israel, que rompió todos sus vínculos con el organismo. El martes (29 de enero) Israel bloqueó incluso una sesión especial del Consejo que le estaba dedicada, un hecho inédito en la historia de esta instancia”.
           
“Si miramos un mapa, vemos cómo los asentamientos rompen la continuidad de la tierra palestina”, dijo Chanet, y agregó: “Transferir a su propia población a un territorio ocupado va contra el derecho a la libre determinación”. Unas 250 colonias judías fueron levantadas en Cisjordania y Jerusalem Este desde 1967, con o sin autorización oficial, y se calcula que allí residen 520.000 colonos. Según el informe encargado por el Consejo de DDHH de la ONU, en la última década la población de los colonos creció a un ritmo anual mucho más elevado (5,3%) que la población en Israel (1,8%).
           
Desde aquel año, dice el informe, los gobiernos israelíes dirigieron abiertamente, participaron y tuvieron un control pleno sobre la planificación, construcción, desarrollo, consolidación y promoción de de los asentamientos” en Palestina, creados para exclusivo beneficio de los israelíes judíos, y cuya existencia reposa  en un sistema de total segregación entre los colonos y la población palestina local.
           
También se señala que los asentamientos implican que los palestinos tienen restringida su libertad de movimientos, pierden el acceso a los recursos naturales, sufren la demolición de sus viviendas y la destrucción de árboles, en particular de los olivos, que por generaciones han constituido la principal fuente de ingresos de las familias palestinas. Todo ello con conocimiento y total complacencia del gobierno israelí.
           
Su conclusión es que “en cumplimiento del artículo 4º de la Convención de Ginebra, Israel debe poner fin a todas las actividades de asentamientos sin condiciones previas”.
           
El gobierno de Israel descalificó inmediato el informe de la Comisión, a través de un comunicado de su cancillería, y agregó que no lo tomará en cuenta en lo más mínimo.
             
                                                                                                         Publicación Barómetro  07-02-13
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LEONER LOPEZ
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